Es el nombre que se dio en Covanera a una surgencia de agua que no brota a nivel de superficie sino en profundidad y es de color azul. La concavidad que genera tiene un diámetro de 7 metros y una profundidad de 10 metros. Esta profundidad no es uniforme; la pared del pozo del lado de la montaña es la roca madre y desciende en vertical mientras que el inicio del cauce desciende en talud a veces poco pronunciado de cantos rodados y piedras de la ladera de la montaña.
Tan poderosa ha sido su labor a lo largo de millones de años que el agua que brota ha ido excavando un vallejo que concluye cuando desemboca en el río Rudrón. Ese vallejo se debe recorrer para llegar al pozo.